El conjunto de data.tron [3 SXGA+ version] y data.tron [WUXGA version]que se presenta aquí, está pensado para funcionar como una unidad en la instalación, de modo que la imagen y el sonido de cada pieza conforman un todo, dando como resultado un trabajo sinfónico perfectamente orquestado.

data.tron es una instalación audiovisual en la cual cada pixel de imagen visual es estrictamente calculado por principios matemáticos, compuestos de una combinación de matemáticas puras y del vasto océano de datos presente en el mundo. Estas imágenes están proyectadas sobre una pantalla grande, lo que aumenta e intensifica la percepción del visitante y su total inmersión dentro de la obra. [3SXGA+ version] es una de las versiones más grandes de data.tron y [WUXGA version] es una nueva creación para esta exposición.

data.matrix [nº1-10] es una instalación audiovisual que contiene 10 video imágenes sacadas del concierto audiovisual datamatics [ver. 2.0] presentado en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional de Colombia en el 2009. El artista recompuso con esmero las 10 escenas originales del concierto en 10 video imágenes formando una pieza única. El visitante se encontrará con 10 imágenes paralelas finamente sincronizadas entre ellas y con los sonidos – una perfecta reorquestación del concierto datamatics [ver.2.0].

Como en data.matrix [n°1.10], data.scan [3×3 grid version] es una instalación audiovisual cuyo contenido se sacó del concierto datamatics [ver. 2.0] y se adaptó para 9 monitores LED. La resolución de la imagen es extremamente alta, tres veces más alta que la imagen original del concierto. Los visitantes observarán un mundo refinado de datos microscópicos a través de esta representación muy precisa.

Esta versión de la serie datafilm fue diseñada especialmente para el espacio y producida en Colombia. data.microfilm es una instalación escultural que usa un microfilm de 35mm. en la que 13.904 fracciones de imagen del concierto datamatics [ver. 2.0] son impresos de manera microscópica sobre un microfilm de 35mm. Esta pieza cuestiona la vida de los datos. En teoría, la vida de un microfilm dura varias centenas de años en un ambiente controlado. Es obviamente más largo que la vida de cualquier computador (y de la del humano promedio). Los datos del proyecto datamatics son fijados químicamente sobre la película de celuloide en su máxima precisión. De pronto será la conclusión y/o preservación del proyecto datamatics, como una tumba o una cápsula temporal.

C4I fue originalmente presentado como un concierto audiovisual en varios escenarios del mundo entre 2004-06, antes de que el artista iniciara el proyecto datamatics. C4I es al mismo tiempo un concierto y una película que usa los datos como material y tema, haciendo énfasis en como los datos influyen sobre nuestro entendimiento del mundo. Las video imágenes de paisajes se vuelven progresivamente abstractas en el lenguaje de los datos. Hechos, figuras y diagramas se usan en un montaje de gran impacto gráfico. Los fragmentos de texto puntúan la proyección. Difuminando los límites entre naturaleza, ciencia y filosofía, el trabajo sugiere de manera sutil e hipnótica la convergencia de lo real y de lo virtual. La banda sonora sincroniza a la perfección con las imágenes gráficas y video imágenes para crear una pieza dotada de fuerza y belleza. Con su meticulosa composición y su sofisticación técnica, la obra revela vistas sublimes de la realidad. Es la primera vez que el artista presenta la versión de proyección de esta pieza.

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Ryoji Ikeda es un artista que en su trabajo ha sostenido una estrecha relación con las llamadas ciencias duras, especialmente con las matemáticas. Sus preguntas grandes en relación con el universo y la realidad se asemejan a las preguntas de los científicos de las ciencias matemáticas: Los diferentes órdenes del infinito, el tamaño de los números enteros, el tamaño de los números reales; la dimensión fractal y fraccionada; e incluso comparte con ellos la certeza de la belleza que existe en el universo de los números; los cuales conforman de un modo abstracto la sustancia de la realidad que pensamos y habitamos. Aun de aquella realidad que solo podemos imaginar o proyectar más allá de nuestros sentidos físicos: el funcionamiento mismo del cosmos y la idea sublime del infinito. Para hacerse a este universo de los números y de su implicación como realidad virtual, Ikeda viaja a través de códigos científicos en fórmulas matemáticas que se expanden y bifurcan, y los datos que ellas arrojan.

Quizá algo de lo que el artista pretende al convertir en imágenes/música estos algoritmos y estructuras lógicas, es traerlas a nuestra conciencia para integrarnos como cuerpo a estas sustancias virtuales que son una forma de materia.

Así, su programación de logaritmos y datos, nos pone dentro de una máquina de inteligencia artificial operando el infinito. Como si de alguna forma fuéramos esa máquina. ¿Y es que acaso no lo somos?
Para una universidad como la nuestra, en donde las ciencias duras no han tenido una interacción de este tipo con un artista, tiene todo el sentido contar con la posibilidad de mostrar este trabajo. Para los científicos y para el espectador cualquiera, será una interacción provechosa, que pone en tensión una verdad sobre la que la ciencia misma reposa y se edifica: los caminos de la ciencia son trazados al interior de su lógica y también son comprobados. Pero, ¿No es acaso la creación del universo de lo real a través del cual intervenimos en nuestra vida en el planeta y el cosmos, el máximo acto de creación del hombre, en las que intervienen la percepción y la sensibilidad, además de la razón de la inteligencia?

Estas formas de entender lo cognitivo, tienen que ver con la comprensión, siempre inaprensible pero fuerte, de que la percepción, la sensibilidad y la estética –como fundamento de todo proceso de creación/poiésis-, están presentes en nuestra posibilidad de tramitar el mundo; de entenderlo, de intervenirlo y de contemplarlo.
A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre, en la belleza de un orden numérico cosmogónico que une entrañablemente al arte y la ciencia.

La luz será su recurso más notable y la música su herramienta para trastornar nuestra percepción y forzarnos a entrar en contacto con la naturaleza de unas sustancias que no vemos pero que cruzan nuestra existencia.

María Belén Sáez de Ibarra / Curadora