Esta obra, quizás la más vista en los últimos años, está inspirada en la vida y obra del sacerdote Camilo Torres. Un cura revolucionario que se debatió entre el misticismo y la rebeldía, hizo parte de los sacerdotes obreros en Francia, fue cofundador con Fals borda de la facultad de sociología de la Universidad Nacional y también hizo parte de la teología de la liberación que en Colombia se llamó el grupo GOLCONDA.

Camilo Torres, como dicen algunos de sus biógrafos, quiso predicar el evangelio de los pobres y se convirtió en poco tiempo en un líder social que predicaba por los barrios el amor eficaz. Por esa razón fue perseguido no solo por la iglesia sino por la policía. En varias ocasiones fue golpeado y tomado preso, hasta que sintió que el único lugar donde podría sobrevivir y predicar el evangelio era en la insurgencia.

Es necesario comprender que en los años sesenta en América Latina, luego de terribles dictaduras, se conformaron decenas de grupos insurgentes por todo el continente. Colombia es el único país donde estos grupos sobrevivieron y sobreviven por décadas.

Camilo se fue para la guerrilla con la biblia, la sotana y el rosario en su mochila. A pesar de todas las persecuciones y acosos, Camilo nunca dejó de ser sacerdote.

Murió en patio cemento (Santander) en el primer combate sin haber disparado un solo tiro. Su cuerpo está desaparecido y su madre Isabel que era su amiga entrañable, murió sin saber dónde quedó escondido el cuerpo de Camilo.

La Candelaria tomó a Camilo como tema de su obra, porque, según su directora, este grupo considera necesario conocer los protagonistas, las situaciones y las causas del conflicto para poder, algún día, superarlo. Y el grupo considera que un intelectual como Camilo era un personaje propicio para ayudar a indagar en el conflicto que nos da la guerra.

Como se trata de una obra de teatro, Camilo no es una biografía del personaje. Es un pretexto para recrear, desde la ficción el conflicto que representa este personaje y su debate interior entre el sacerdote católico hasta la médula de los huesos y a la vez rebelde ante las injusticias.

Se trata de un montaje que a su vez se debate entre la realidad y la ficción porque el CAMILO de la Candelaria fluctúa entre dos personajes, uno que es la muerte que lo acompaña a todas partes y que está representado por una mujer/muerte que lo ama, y otro que es la tentación que lo llama todo el tiempo a que se ponga las botas.

El CAMILO de La Candelaria no es un personaje único. En la obra está representado por 11 actores y actrices. Se trata de un personaje múltiple. Cada uno y cada una muestra facetas diferentes de Camilo.

Esta obra ha permanecido en el repertorio del grupo durante 10 años porque el público la reclama, especialmente los jóvenes.

En la presentación de la obra, la maestra Patricia, directora de Camilo dice que “en la iglesia católica a las mujeres les está prohibido el sacerdocio, pero que, en la Candelaria, no”. Y que, por eso en esta obra, todas y todos son Camilo.