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Exposición producida por la Dirección de Patrimonio Cultural UNAL

SIGNOS DE LOS TIEMPOS

Tesoros de la Colección del Museo de Arte UNAL
Grabados antiguos en diálogo con arte contemporáneo

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Celebramos la Colección Pizano acercándonos a su centenario como uno de los tesoros de la Colección del Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia. Resultado de la iniciativa y esfuerzo de Roberto Pizano, llega al país a mediados de los años 20 con un claro enfoque pedagógico y la idea de acercar lo mejor del arte a quienes no tenían la posibilidad de apreciarlo.

 

La Colección, que fue declarada Bien de Interés Cultural en 2002, está conformada por 1.646 grabados en papel y 242 esculturas en yeso, procedentes de museos como el Louvre y el Británico y las calcografías europeas.

 

Los grabados antiguos alrededor de los cuales gira esta exposición abarcan seis siglos a partir del siglo XV hasta el siglo XX. Fueron adquiridos en las calcografías más destacadas de occidente: Calcografía del Louvre (Francia), Calcografía Regia (Italia), Calcografía Nacional (España) y el Reichsdruckerei (Alemania).

 

Estas calcografías son lugares dedicados hasta nuestros días, a la práctica y conservación de la técnica del grabado, para lo que coleccionaron y custodiaron las planchas originales realizadas por los artistas más significativos a lo largo de la historia del arte europeo.

 

La reproductibilidad técnica de la calcografía y el grabado también fue utilizada para la difusión más amplia de obras artísticas de la pintura, la escultura, el dibujo y la arquitectura, en forma muchas veces de libros a través de los cuales se catalogaban las colecciones y grandes acerbos artísticos del mundo.

 

Así, a través de estas técnicas que suplían la función de lo que hoy hace la imagen fotográfica, se historiaba y razonaba sobre estas obras y colecciones, y es por ello que encontrarán en esta exposición recreaciones de grandes iconos artísticos que en su momento fueron encargadas a magníficos artistas, para que realizaran copias de las obras en estas técnicas gráficas.

 

Más de 200 grabados desde el siglo XV hasta el XVIII

 

Presentamos en esta ocasión más de 200 grabados de maestros como Leonardo, Miguel Ángel, Boticelli, Rubens, Tiziano, Caravaggio, Velázquez, Murillo, Rembrandt, Durero, Callot, Rafael, Goya, Van Dick, Ribera, Delacroix, Millet, Le Brun, Van Eyck; en diálogos con obras del arte contemporáneo del Museo de Arte UNAL, y con más de 150 obras: Feliza Burztyn, Norimichi Hirakawa, Alfonso Quijano, Álvaro Barrios, Luis Caballero, Manolo Vellojín, Rogelio Polessello, Abel Rodríguez, Sheroanawë Hakihiiwë, José Alejandro Restrepo, Joseph Beuys, Julián Burgos, Paz Errazuriz, Luz Angela Lizarazo, Mariana Valera, Vicky Neumann, Moisés Criollo, Rosa Sanín, Luis Ángel Rengifo, Óscar Murillo, Radenko Milak, Pedro Alcántara, Carlos Correa, Luz Helena Caballero, Marlene Dumas y Carolina Caycedo.

 

La exposición invita a un ejercicio de libertad, como si pudiéramos sobrevolar la edad moderna europea (desde el siglo XV hasta el XVIII) para mirar desde el presente sus signos tatuados en estos grabados de la Colección Pizano.

 

La Pizano no incluye la contemporaneidad que inicia en 1945, con la bomba sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón, que los científicos sustentan como la era del Antropoceno, un cambio geológico trascendental que podría extinguir la vida en la tierra como la conocemos, aunque podríamos considerar la breve Edad Moderna como su infancia y su preludio.

 

Son obras de arte que han trascendido hasta nuestros días, integradas en nuestro patrimonio cultural global; acompañadas serenamente por obras del arte contemporáneo, que van desde 1948 hasta hoy, nos permiten e invitan a mirarlas desde el presente para movilizar la conciencia y acción ética.

 

Las víctimas y la violencia, presencia permanente en estas obras

 

La imagen de Cristo, una constante en la tradición pictórica de la modernidad, ahora se nos ofrece como la representación universal de las víctimas. Recordarlas, traerlas hasta el presente, al ahora, nos convoca a la construcción de una ética comprometida con la búsqueda de la justicia social.


En estos grabados se sitúa al ser humano como medida y centro de todas las cosas, y recibe atención moral por encima de cualquier otra cosa. Por eso hemos cotejado esas visiones con las cosmogonías indígenas representadas en nuestra colección, que incluyen el mundo vivo vegetal y animal y otras formas no humanas que están en el centro de sus creencias y en el fundamento de su goce de existir sin alterarlo ni intentar explotarlo o dominarlo.

 

El cambio climático es el gran ausente en esa modernidad que a pesar de señales evidentes lo ignoró hasta el cambio que en nuestros días han supuesto el biocentrismo y el ecocentrismo. En las guerras, por ejemplo, la naturaleza (concepto moderno) y los elementos del clima son representados apenas como telón de fondo.

 

Era inevitable que el patriarcado y su sistema de poder fueran notables en los grabados. Las violencias como las conocemos son parte de ese sistema de poder, aún vigente en las guerras en manos de hombres-patriarcas con naturalizadas formas de opresión a las mujeres. Mujeres artistas contemporáneas nos enseñan a notarlo y a construir una energía femenina que fluye, crea y contribuye a un nuevo equilibrio de la existencia.

 

Signos de los tiempos es la expresión que utilizó Jesús: cuando en sus cotidianos enfrentamientos con los fariseos y saduceos, estos exigían de él una señal del cielo, les respondió: «¿Sabéis distinguir el aspecto del cielo y no sois capaces de distinguir los signos de los tiempos?» Mateo 16,2.

 

En otro pasaje, esta vez en Lucas 12,54-57, Jesús pone de nuevo el ejemplo de los elementos climatológicos y concluye: «Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?».

 

El tiempo hace que aún lo más oscuro salga a la luz. El leve paso de los siglos hace pensar en el fracaso de ese espíritu que corona el proyecto del poder humano sobre la vida. También nos enseña la belleza del arte como forma de historia y memoria, pero no cualquiera sino la que valora el dolor del otro y nos permite beber la luz del ahora.

María Belén Sáez de Ibarra

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