- Abril 24 - junio 01 de 2013
- Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia.
Cómo llegar
Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia
- Avenida Carrera 30 # 45‑03 Ed. 317 - Bogotá, D.C., Colombia.
- Entrada vehicular: carrera 37 # 52-80.
LABORATORIO CANO 2
LÍNEAS CURATORIALES
¡HÁGAME UNA OBRA DE ARTE!
¡HÁGAME UNA OBRA DE ARTE!
En este tiempo en el que la sensibilidad está refundida, donde las personas son “víctimas” del arte contemporáneo y no se sabe por qué hacer arte; es indispensable desde la Escuela de Artes Plásticas y Visuales pensar la obra de arte, así ¿Qué es hoy en día una obra de arte? Por tanto se convocó a los estudiantes de todos los semestres de la Escuela a hacer una obra de arte.
Pautas necesarias
Aplicar a la línea curatorial “¡hágame una obra de arte!”
Diálogo con los curadores.
Registro del proceso de elaboración de la obra.
Realización de la obra expuesta en el Museo de Arte de la Universidad Nacional.
¡Muéstrame una obra de arte!
Pautas necesarias
Aplicar a la línea curatorial “¡hágame una obra de arte!”
Diálogo con los curadores.
Registro del proceso de elaboración de la obra.
Realización de la obra expuesta en el Museo de Arte de la Universidad Nacional.
¡Muéstrame una obra de arte!
La zona de recuperación, se crea con el fin de generar un espacio donde el público interactúe con las diferentes instancias de la exposición (planteamientos curatoriales, piezas, estudiantes que exponen etc.). Es un lugar donde se promueve la reflexión y el sentido crítico ante los procesos y el espacio expositivo.
La zona posee dos ejes de acción. Primero, es un lugar en el que el público pudo acceder a los documentos que han dado cuenta del desarrollo del Laboratorio, a través de una línea del tiempo, apuntes de los estudiantes del Laboratorio etc. Y segundo es un espacio de residencia de estudiantes de artes plásticas de pregrado y posgrado, donde se formularon proyectos pensados para desarrollarse en el Museo y que involucrara al público.
La convocatoria-residencia se realiza en el marco de la Zona de Recuperación. Abierta a estudiantes de Artes plásticas de pregrado y posgrado de la Universidad Nacional y dirigida a prácticas artísticas que se cuestionen por el público, el espacio expositivo y su interacción.
Se elegieron seis propuestas y cada una contó con dos semanas para su realización. De tal manera que en las dos primeras semanas se desarrollaron tres propuestas, en las dos últimas otras tres y se cerró con un evento de socialización.
Participaron colectivos de estudiantes y propuestas individuales. La convocatoria estuvo abierta a cualquier práctica artística. Teniendo en cuenta el carácter de residencia, se recibieron proyectos para ser ejecutados durante el tiempo de la exposición.
Para aplicar se debía enviar un texto de máximo 500 palabras en donde se formularan los aspectos conceptuales y prácticos del proyecto; un cronograma detallado del proyecto (teniendo en cuenta que este último debía ser realizado en el transcurso de dos semanas y se socializará en un evento de cierre). También se exigía un boceto (realizado en el medio que consideraran pertinente) que diera cuenta de las características del proyecto, además de los datos personales del colectivo o estudiante.
ASCO Y RECHAZO: AVERSIONES ESTÉTICAS EN EL ARTE
La línea curatorial tuvo como objetivo el lanzamiento de una convocatoria abierta a los estudiantes y profesores interesados en participar con trabajos que se enmarquen dentro de la categoría de lo grotesco, la cual se fundamenta en una investigación referida a la dimensión simbólica y significativa del fenómeno grotesco. Desde el momento mismo en que se señala una manifestación artística como tal, estamos enmarcándola dentro de aquello que no debería ser y que aparece como un absurdo.
“Presencia real o inexistente que se nos presenta como una nueva e insospechada versión de la realidad.” Lo anterior tiene dos implicaciones significativas, y éstas son las condiciones de posibilidad del fenómeno mismo: primero, este fenómeno proviene de una afectación que ocurre no sólo desde la realidad misma, sino que cuenta con la particularidad de tener un origen en aquello que busca mantenerse oculto, olvidado y cuya existencia aunque latente, es ignorada. Segundo, está cargado de un componente ficticio, producto de las subjetividades del creador; el origen de la obra se da en la exploración e iluminación de lo oculto y su posibilidad de existencia se funda en el descubrimiento, aparición inesperada y forma de la misma como fenómeno novedoso.
La obra, aunque se relaciona con aquello que denuncia, no es nunca el hecho denunciado. Para ser señalada como una obra de arte grotesco debe cumplir con las condiciones de posibilidad anteriormente mencionadas, pues “los acontecimientos grotescos podrían representar un enriquecimiento o falseamiento… de eso que suponemos real” . De este modo hablamos de una realidad que juega el papel de mediador entre los extremos de lo oculto y lo revelado y que también es el territorio que hace posible el origen de futuros grotescos, que tendrán la posibilidad de aparecer o actualizarse. La realidad es el punto referente para la interacción con la obra, sin embargo es a través de las relaciones corporales que somos capaces de referenciarnos a la realidad y de ubicarnos dentro de la dimensión significativa de la obra.
En el individuo genera una afectación intermedia entre el rechazo y el interés, en la medida en que busca una alteración del orden social, sicológico y físico-biológico que apelan directamente a la vulnerabilidad del mismo, pero que posibilita algún tipo de interés o atracción por su atipicidad, excepcionalidad o carga humorística, hasta generar una curiosidad de tipo intelectual o científica. El objetivo será entonces propiciar un cuestionamiento de carácter interno en el individuo, un cuestionamiento que propicia la contradicción a un orden habitual, por medio de la trasgresión de los límites sociales, morales y sensoriales de los que se vale la obra.
La inmersión del espectador dentro de la obra es fundamental, y esto puede tener consecuencias de carácter ético en la medida en que su sensibilidad es vulnerada, rompiendo las barreras de lo impersonal y obligándolo a trasgredir los límites de su rol como espectador para obligarlo a ser partícipe de una dimensión significativa dada por las relaciones físicas y sicológicas que se puedan dar con la obra y su horizonte de sentido.
La convocatoria buscaba, dentro de una de las propuestas curatoriales, la participación de estudiantes y profesores con trabajos personales para la selección y exposición de los mismos. Los trabajos a presentar para esta línea curatorial debían enmarcarse dentro de la categoría de lo grotesco.
Se recibieron trabajos hechos en cualquier técnica, medio o dimensiones.
LA PARADOJA DEL LAGO
“La condición para una obra es que el espectador arme su propia narrativa. Se crea entonces un espacio-tiempo mental. El espacio se convierte en una experiencia íntima y colectiva. Algo sucede allí: una experiencia, que cada uno con su equipaje simbólico elabora a su manera.”[1]
¿Cuál es ese espacio-tiempo? ¿Quién o quiénes son los encargados de construir ese lugar, nosotros como artistas, nosotros como curadores o nosotros como público?
Un encuentro artístico real es cuando siento la necesidad de generar un nuevo archivo, un nuevo territorio de conocimiento. Aquí es necesario entender que no es una reflexión sobre el objeto, sino sobre la experiencia y la impresión que tengo frente a él. A partir del hacer, del movimiento como estado, es posible referirse al cuerpo como objeto artístico, como instrumento, como soporte, como lugar de aprendizaje. Vivirlo como aquel dispositivo que nos sumerge en el hacer, para disponernos allí, reales, desprevenidos. Y entonces, propiciar otras miradas hacia él, desde él, para él, en donde su presencia y/o ausencia serán los insumos con los que contaremos para ampliar nuestra indagación.
Reinventarse y transformarse a través de objetos que afecten nuestra sensibilidad es una de las posibilidades que tenemos de habitar el mundo. Establecer horizontes de sentido es algo que sucede mientras estemos, como artistas, curadores o público, atentos a respirar nuestra imaginación y dispuestos a armar constelaciones con lo que allí se detone, si no, pensar que el haber estado presentes es ya un punto de partida.
“El objetivo último, tanto de Cage como de Cunningham, es preservar la libertad perceptiva del espectador… Porque la importancia de una obra no sólo estriba en lo que podemos ver y oír, sino en la forma en que vemos y oímos lo que no es dado.”[2]
Rafael Duarte Uriza.
1 Pabón Consuelo. Proyecto Pentágono: Investigaciones sobre arte contemporáneo en Colombia. Actos de Fabulación. Ministerio de Cultura. 2000. Pág. 89.
2 Aznar Almazan Sagrario. El arte de acción. Nerea. 2000. Pág. 15.