- 3 de octubre de 2021 al 15 de diciembre de 2021, y del 11 de enero de 2022 al 28 de junio de 2022.
- Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia
Exposición comisionada y producida por la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia.
Cómo llegar
Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia
- Avenida Carrera 30 # 45‑03 Ed. 317 - Bogotá, D.C., Colombia. Entrada vehicular: carrera 37 # 52‑80.
- Horario de visita: martes a jueves y sábado, de 11:00 a.m. a 7:00 p.m., y viernes de 11:00 a.m. a 4:00 p.m.
- Durante la exposición hubo registro fotográfico ocasional. Las fotografías se manejaron de acuerdo con la Ley 1581 de 2012 de Protección de Datos Personales, y la Política de Tratamiento de Datos Personales de la Universidad Nacional de Colombia.
Curaduría de María Belén Sáez de Ibarra.
Se pidió carné de vacunación en la entrada, de acuerdo con el Decreto 076 de 2022 de la Alcaldía Mayor de Bogotá.
Recuerde seguir todos los protocolos de bioseguridad. Para mayor información, .
Instalación de gran formato
Con la curaduría de María Belén Sáez de Ibarra, y como continuación a una exploración que empezó en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia en 2014/2015 y que se extendió a otras exhibiciones internacionales, el artista colombiano Óscar Murillo retomó con nuevas capas Condiciones aún por titular, una instalación de gran formato, escultórica y mixta, con énfasis en la pintura, que cuestiona la opresión histórica en todas sus formas y el sentimiento generalizado de injusticia. Aquí la materia negra se exhibió con las cicatrices del recorrido de estos más de seis años y permea otros trabajos como Frecuencias, Banderas en un territorio ya bastardo y El instituto de la reconciliación, para dialogar con los distintos espacios del Museo de Arte y generar una energía de confrontación y resistencia. El hierro fundido como nuevo material, se une a las telas negras, el óleo, el video, la arcilla, el maíz, la tierra, bancas de iglesias católicas del siglo XIX y otros objetos encontrados en los distintos recorridos de éste artista internacional y migrante. El resultado es una intervención más vigorosa, consciente y contundente, la más ambiciosa de toda su carrera.
Es un laberinto negro al interior de los abismos que gobiernan el mal, la barbarie, la ruptura de todo sentido.
Es un grito desgarrado, la expresión de un dolor cuyo peso es opresivo como lo es la esclavitud, la injusticia, y la imposición de la violencia extrema.
La casa se ha derrumbado.
El templo se ha derrumbado.
Todo lo falso y lo que es, yace expuesto ante la muerte.
Estamos a la espera. Fantasmas de este mundo danzan mientras.
Hace siete años Óscar Murillo recibió la invitación de María Belén Sáez de Ibarra, directora del Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia, para realizar Condiciones aún por titular, una obra donde el artista podía expresarse libremente y expandirse a los amplios espacios del lugar: «Fue la oportunidad de presentar mi obra como yo la siento, sin ningún estigma, sin ninguna especulación, una génesis de todo mi trabajo donde la materia negra en su condición abstracta es un espacio infinito de descarga negativa, que no utiliza lo simbólico ni lo figurativo sino la energía negra como principio y fin de las posibilidades de las cosas», asegura el artista. [Leer más] [Leer menos]
Este fue el comienzo de una búsqueda en la que esta materia negra se fue infiltrando en todas sus exposiciones alrededor del mundo, creciendo como una avalancha: Banku en Azerbaiyán; Croacia; la 56a Bienal de Venecia; la 10a Bienal de Arte Contemporáneo de Berlín; la 2a Trienal de Hangzhou, China, etc. Y continúa Murillo, «se fueron creando espacios abstractos de esta descarga, espacios de terapia, con el deseo de que la persona llegue y descargue su energía independientemente de cómo va a ser, sin canalizarla ni asumir, sino dejando que la audiencia tenga la capacidad de sostener esa comunicación con el espacio creado y cuya relación sea íntima».
Hoy, la materia negra regresa con el mismo título y la misma indagatoria pero más aterrizada desde lo estético y lo conceptual. Incluso profundizada por las vivencias del artista en La Paila durante el estallido de la pandemia, la espera de la obra en los espacios del Museo durante año y medio, la indagación de la estructura religiosa como garras ancladas en la sociedad, y alimentada simbólicamente por la realidad del colapso social que la pandemia generó a nivel mundial.
Condiciones aún por titular nos presentó en 2021 la intervención de todo el lugar como una unidad, partiendo de la idea de la Universidad Nacional de Colombia como espacio único de anarquía viva, latente, vigorosa, energética y fuerte en Colombia, y del Museo de Arte como campo de batalla, para que literalmente se vuelva un espacio chocante que conlleve a una confrontación:
Quiero sacudir ese espacio y olvidarme completamente de las condiciones normales artísticas. Para mí es como desencadenar y desatar.
Recorrido
La obra planteó un recorrido que empezó en el patio duro del Museo de Arte con la instalación de más de 40 bancas del siglo XIX, de iglesias católicas que fueron excomulgadas y recogidas en bodegas de Holanda. Para el artista estas bancas son «una herramienta efectiva que ha sido distribuida e instrumentada por un proceso colonial. Van a tener una reencarnación en un contexto y en una geografía que históricamente ha sido sometida. Se vuelven un comentario simbólico sobre una opresión, la exterminación de una diversidad, que es el origen de nuestra problemática y condición actual». Ubicadas unas sobre otras crean una escultura de madera maciza soportada con hierro fundido sólido, el cual emula las garras del catolicismo en nuestra sociedad. Y desde ese mismo momento comienzan a aparecer las telas negras.
Las telas negras han sido desde su origen el núcleo de Condiciones aún por titular. Son grandes lienzos pintados por ambos lados con óleo color negro marfil y cuya pintura se fijó a través del calor de planchas que dejaron huellas, marcas, texturas.
Foto: © Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, Condiciones aún por titular, 2021.
Estas telas negras, que hoy se han multiplicado y cuyas cicatrices se han atenuado según el bagaje recorrido y la historia desarrollada, se reúnen en su mayoría en la sala principal donde confluyen con tripas rellenas de camisetas populares utilizadas por la clase obrera, igualmente rellenadas de algodón. Las tripas representan a troncos humanos y a sus estómagos; estómagos que chupan, roban, escupen, y de donde también se expulsan rocas de maíz y arcilla que fueron quemadas en hornos industriales.
Un pequeño televisor a la entrada derecha de la sala principal invita al espectador a ver la creación de Murillo, Collective Conscience, una acción performática realizada en el contexto del Paro Nacional en Colombia, durante el segundo trimestre de 2021. En ella, somos testigos de la quema masiva de sus Mateos, aquellos muñecos de tela que representaron a la clase obrera e hicieron parte de su obra presentada en el Premio Turner, cuando como peregrinos viajaron en el tren hasta la Galería Carlos Ishikawa y meses más tarde fueron llevados en silla de ruedas en una procesión hasta el museo del Rockefeller Center de Nueva York, como homenaje al mural del maestro Diego Rivera que allí se exhibe. Murillo narra así esta obra: «Los traje a Colombia en un acto ritualístico con el deseo de regresarlos a su razón de ser dentro del contexto folclórico colombiano, donde son parte de una celebración cultural. Realizamos una quema colectiva en las montañas de la Cordillera Central del Valle del Cauca, activándoles desde esos rituales su condición original de Años Viejo, pues para mí el Mateo era un escudo espiritual».
Al fondo resonaba la fiesta popular de meet me! mr superman. Un video de una hora, proyectado de piso a techo, donde se presentó a la comunidad de La Paila durante las celebraciones de Año Nuevo. Este video actúa como espejo y como ojo anónimo que mira al otro, que especula en cómo se es y cómo es visto, y cuya composición juega con el sonido ambiental. A través de la música, se propone al espectador un momento de escape que lo sitúa en la melancolía.
En la sala 2 se exhibió Frecuencias, proyecto concebido en 2013 en una escuela de La Paila y que hoy ha crecido hasta convertirse en un proyecto global donde han participado alrededor de 60.000 niños de escuelas de más de 30 países. En cada una de ellas, Murillo instaló por varios meses lienzos en blanco en sus pupitres para que fueran intervenidos libremente. Con el tiempo, estos se fueron llenando de formas, marcas y frases, reconfirmando al dibujo como herramienta de comunicación y expresión directa y pura, sin importar las diferencias geográficas, sociales, culturales y económicas de estas escuelas.
Para esta nueva exposición, el artista tomó 6 o 10 de estas creaciones infantiles, las cosió formando una idea de lo colectivo y lo diverso a nivel global, erradicando la manifestación de los niños hasta convertirlas en una frecuencia que privilegia la energía genética y crea una tensión entre sus manifestaciones. Su presentación se formalizó en bastidores, logrando que la sala 2 se convirtiera en un espacio de pausa, de oxígeno, sin desviar el deseo original de ser radical. «En el contexto occidental y primitivo el dibujo ha sido lo más conectado con el pensamiento puro. Muchos artistas han indagado en la vía del dibujo para llegar en algún momento a la inconsciencia», explica Murillo.
Al salir, aparecieron en el patio blando las trincheras, similares a las exhibidas en la 13a Bienal de Sharjah donde Óscar Murillo se tomó el patio del edificio Bait Al Serkal. Las trincheras se crean con la grama excavada, creando canales y abriendo el espacio en una especie de explosión. Éstas se asemejan a lechos y cuerpos sobre los cuales se despliegan las telas negras, superpuestas unas sobre otras. En palabras del artista, «las trincheras son como un corrientazo, como olas que surgen de un sismo. Ellas sacuden la superficie del Museo y al mismo tiempo son la representación de la guerra. Son una especie de fosa común que sugiere una pérdida humana en masa. Estas olas manejan de manera poética un tema universal de tensión pasiva y latente».
Sobre el artista
Óscar Murillo
Artista (Colombia. La Paila. 1986)
Mi arte sale de la furia y de la injusticia que llevamos dentro por no poder sostener la opresión que hay en el mundo.
Oscar Murillo nació en La Paila, Colombia, en 1986, y se mudó con sus padres a Londres a la edad de diez años. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Westminster y más adelante realizó una maestría en el Royal College of Art, de Londres. Su trabajo es reconocido por una inventiva y práctica itinerante que acoge pinturas, trabajos sobre papel, esculturas, instalaciones, acciones, eventos en vivo, proyectos colaborativos y videos. En conjunto, el cuerpo de su trabajo demuestra un énfasis sostenido en el intercambio cultural y las múltiples formas donde las ideas, los lenguajes visuales y los elementos cotidianos están constantemente en estado de transformación, desplazamiento y circulación, cada vez más entremezclados.
La obra de Murillo ha sido presentada en exposiciones individuales y colectivas por destacadas instituciones de todo el mundo. Entre sus recientes exposiciones individuales se encuentran Frecuencias, Cardinal Pole School, Londres, Inglaterra, 2020; Horizontal Darkness in Search of Solidarity, Kunstverein en Hamburgo, Alemania, 2019-2020; Oscar Murillo, Haus der Kunst, Múnich, Alemania, 2017-2018, y CAPC – Musée D’Art Contemporain de Bordeaux, Burdeos, 2017. Igualmente ha participado en numerosas exposiciones colectivas internacionales, como Desert X 2021, Valle de Coachella, California, Estados Unidos; 2a Trienal de Hangzhou en China; 3a Trienal de Aichi en Japón; 5to Proyecto de Arte Público Anyang (APAP) en Corea; 6a Bienal de Marrakech; 20a Bienal de Sydney y 56a Bienal de Venecia. Recientemente, compartió el Premio Turner 2019 junto a Tai Shani, Lawrence Abu Hamdan y Helen Cammock.