Los invitados de lujo de la Orquesta Filarmónica de Bogotá para este concierto son el violinista ruso Sasha Rhosdetsvenskiy, quien junto con el Grupo Ámbar, interprestarán obras de Francisco González Giraldo y Johannes Brahms.

NOTAS AL PROGRAMA
Por: CAROLINA CONTI

El colombiano Francisco González Giraldo ha desarrollado parte importante de su carrera en México donde estudió guitarra clásica. También allí se formó en composición con el puertorriqueño Juan Antonio Rosado y con el español Ernesto Halffter en la Escuela de Música de la Universidad Autónoma. Posteriormente complementó su formación en Francia en el Conservatorio Paul Dukas de París Ha realizado trabajos de etnomusicología sobre la música en Latinoamérica que han sido publicados en revistas especializadas. Junto al violinista ruso Sasha Rozhdestvensky y a los colombianos Juan Fernando García y Nelson Gómez hace parte del Grupo Ámbar, conjunto que interpreta con virtuosismo el repertorio clásico y contemporáneo de América Latina. El conocimiento de la música colombiana y latinoamericana ha nutrido su obra compositiva en la que encontramos obras para guitarra, orquestales y de cámara.

El Concierto para violín y orquesta Abya Yala está dedicado a Sasha Rozhdestvensky quien lo estrenó el 25 de noviembre de 2021 en Bogotá con la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. “Abya Yala” significa “Tierra madura” en el idioma de la etnia Guna que habita en Panamá y Colombia. El término también es utilizado hoy en día especialmente por los movimientos pro indígenas para referirse a todo el continente americano. El concierto es un recorrido musical por la geografía y la historia de nuestro país y de esta parte del continente americano en cinco danzas concertantes. La primera, Amazonas, es un tributo a la selva inconmensurable. La segunda, La Gran Colombia, se centra en el pasillo, danza que se bailaba en los salones del siglo XIX. Caribe es la tercera danza y muestra la exuberancia de esta región a través de la habanera, el bolero y la puya vallenata. La cuarta danza es Andes y utiliza géneros musicales de la cordillera como el huayno y la vidala. La última danza se titula Llanos y evoca la inmensidad de las sabanas de la Orinoquía.

En 1853 Johannes Brahms tenía 20 años. En octubre de ese año Robert Schumann publicó en Die Neue Zeitschrift für Musik un artículo en el que se refería al jóven músico en estos términos: “Pensé […] que algún día, repentinamente, debía aparecer alguien que estaría llamado a manifestar de manera ideal la expresión más elevada de la época, alguien que no nos traería la maestría en un desarrollo gradual sino que surgiría como Minerva totalmente armada de la cabeza del hijo de Cronos. Y ha llegado, una sangre joven en cuya cuna la gracia y los héroes hacían guardia”. El artículo supuso una gran presión para Brahms, quien era extremadamente perfeccionista y aún no se había acercado a la música orquestal.

Cuatro años más tarde, el compositor alemán consiguió trabajo por una temporada como docente, pianista y director principiante de coro en la corte del príncipe Paul Friedrich Emil Leopold en Detmold, ciudad alemana ubicada al norte del estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Allí, además de muchas obras corales, compuso, entre 1857 y 1858, la Serenata No.1 en Re Mayor, Op. 11 (dos años más tarde escribió la Serenata No. 2 en La Mayor, Op. 16). Brahms estudiaba acuciosamente la música del renacimiento, del barroco, del clasicismo y también la música popular, de manera que conocía a cabalidad tanto las formas más complejas como las más sencillas. Este conocimiento, que fue crucial a la hora de desarrollar su propio estilo, se percibe en estas obras. La Serenata No. 1 en Re Mayor, Op. 11, fue concebida inicialmente para un ensamble instrumental similar al que Mozart y Haydn utilizaron en el clasicismo para sus obras en la forma de la serenata, entendida entonces como una serie de piezas similar a la suite del barroco y que fue popular junto a formas como el divertimento, el nocturno y la casación.

Esta serenata consta de seis movimientos de temperamentos diversos y de ingeniosos contrastes instrumentales. Brahms la escribió para nueve instrumentos de viento y orquesta de cuerdas, pero cuando la presentó a sus amigos, Clara Schuman y Joseph Joachim le sugirieron que ampliara el ensamble instrumental. Así lo hizo, de manera que se convirtió en una obra para gran orquesta. Ecos de Haydn y Beethoven se perciben a lo largo de toda la obra, al igual que la influencia de la música popular, pero también el espíritu romántico propio del compositor surge claramente. El 3 de marzo de 1860 en Hannover, Alemania, Joseph Joachim dirigió el estreno de la versión final que incluía cobres y timbales, así como una gran sección de maderas.

Sasha Rozhdestvensky, violín (Rusia)
Entre los jóvenes músicos rusos, está considerado como uno de los mejores. Yehudi Menuhin decía de Sasha Rozhdestvensky: “es uno de los violinistas más talentosos y más refinados de su generación”.
Estudió en la Escuela Central de Música de Moscú, en los Conservatorios de Moscú y de París así como en el Royal College of Music de Londres.
Desde sus comienzos en el Carnegie Hall de New York en 1992, Sasha Rozhdestvensky se presenta regularmente como solista con las más grandes orquestas del mundo, como la Boston Symphony, la London Symphony, la Israel Philharmonic, la Orchestre Philharmonique de Radio-France y la Mariinski de San Petersburgo.

Ha grabado para los sellos Chandos, Nimbus, FHR y sus discos han recibido por todas partes los más grandes elogios de la crítica musical. Además, es docente en la Geneva University of Music y en el Royal College of Music de Londres. Sasha Rozhdestvensky es embajador de la Stradivarius Society.

Grupo Ámbar

Los colombianos, Juan Fernando García, Nelson Gómez y Francisco González Giraldo, de formación clásica, inmersos desde muy pequeños en la música tradicional de su país, conocieron al violinista ruso Sasha Rozhdestvensky, en París, en 1998. Este solista de renombre internacional, invitado periódicamente por las orquestas más prestigiosas del mundo para interpretar a Piotr Ilich Chaikovski, Dmitri Dmítrievich Shostakóvich, Felix Mendelssohn, etc., es también un apasionado de la música tradicional latinoamericana. Desde finales de la década del 90 del siglo pasado, nunca han dejado de recorrer juntos los cinco continentes, suscitando en el público emoción y admiración, gracias al virtuosismo con el que interpretan la música tradicional de América Latina.
Los integrantes de Ámbar han sido aclamados tanto en la Tchaikovsky Concert Hall como como en la Sala Gaveau de París, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá y otros escenarios, ya sea en cuarteto o acompañados por orquestas clásicas, en particular en Rusia, Israel y Suiza.

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Notas cortería de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.