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Teléfono: (+571) 3165000 – Ext. 18407.

Curaduría: María Belén Sáez de Ibarra

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Con el respaldo y la colaboración de la Autoridad de Turismo de Aruba, la Embajada del Reino de los Países Bajos y Holland House Colombia – Cámara de Comercio Colombo-Holandesa.

Comisionada por el Claustro de San Agustín de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia

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Introducimos el ecofeminismo y la ética del cuidado como una matriz ética para la reflexión medioambiental dentro del programa de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia.

Las visiones ecofeministas nos instan a otorgar categorías de género al abuso y a la violencia sobre la vida en nuestras selvas y ecosistemas, en nuestros cuerpos y urbes. En consecuencia, presentamos estas dos exposiciones: Feminíridas, de Verónica Trujillo, y Marismas primordiales: de aguas y diosas, de Samuel Sarmiento,

La noción de cuidado, históricamente encarnada en lo femenino por efecto de una dramaturgia patriarcal del trabajo y de los afectos, ha sido desplazada a los márgenes de lo político, lo racional y lo visible. 

Precisamente, las obras de Trujillo y Sarmiento cuestionan profundamente los roles de género y sus definiciones dentro del mundo contemporáneo para arrastrar a toda la sociedad hacia una idea transformadora del cuidado como motor de todos los seres que habitan el mundo social.

MARISMAS PRIMORDIALES: DE AGUAS Y DIOSAS

Las marismas son ecosistemas únicos donde confluyen el mar, la tierra continental y las aguas dulces, generando condiciones de gran riqueza ecológica. En estos espacios se entrelazan fuerzas opuestas: lo salado y lo dulce, lo firme y lo líquido, lo visible y lo microscópico. Por ello, pueden comprenderse como espacios de negociación vital, donde múltiples formas de vida—desde bacterias y algas hasta aves, peces y plantas halófitas—conviven y se adaptan. Son habitables por seres de todos los reinos y escalas de visibilidad, convirtiéndose en territorios de encuentro, transición y coexistencia. Más allá de lo biológico, las marismas también han sido espacios simbólicos y culturales, habitados y respetados por comunidades humanas que reconocen en ellas una fuente de vida y regeneración.

La obra de Samuel Sarmiento, Marismas primordiales: de aguas y diosas, recupera esencialismos simbólicos como la idea de la mujer como dadora de vida, madre tierra, diosa de las aguas, guardiana de los ciclos naturales; no como una prisión identitaria. Son fuentes de poder político, espiritual y cultural que se oponen a la masculinización de las espiritualidades tradicionales y del mundo moderno.

En el contexto de los pueblos originarios, lo femenino sagrado no es necesariamente una construcción patriarcal –como en otras tradiciones–, sino que puede representar un equilibrio cosmológico. La tierra es madre, no por romantización también porque la vida depende de su fertilidad, de su capacidad de sostener el agua, los cuerpos y los ciclos. Muchas líderes indígenas –como Berta Cáceres, Lorena Cabnal, entre otras– han usado estas figuras no para encerrarse en un rol de cuidado impuesto, sino para reivindicar el territorio, el cuerpo y la vida como espacios de resistencia y dignidad.

Desde el ecofeminismo intercultural se reconoce que estas formas de espiritualidad femenina no tienen que leerse como esencialistas, en el sentido occidental moderno (que fija a las mujeres en la biología). Deben verse como formas simbólicas de resistencia contra la colonialidad, el extractivismo y el patriarcado moderno.

Así, recuperar lo sagrado femenino en clave indígena no es una vuelta al pasado. Es una crítica al presente que visibiliza cómo la espiritualidad ha sido también colonizada y masculinizada, incluso dentro de muchas religiones institucionales y cosmovisiones contemporáneas.

Diversas narrativas de origen que surgen del Caribe acompañan esta inmersión en un mundo feminizado, como opuesto a la idea de que las mujeres y la fertilidad están en la trasescena del mundo, ocultas de la vista, de la geografía, de lo que importa, para hacerlas –en cambio–, parte imperiosa de un tejido tramado entre especies: animales, plantas, aguas, machos, hembras, mujeres, hombres, transgéneros, niñas y niños, y espíritus que soporten las condiciones de un mundo fértil, equilibrado en armonía, donde haya de todo para todos.

Marismas primordiales: de aguas y diosas la conforman cerca de 100 obras entre cerámicas, acuarelas y pinturas que recrean un tiempo y un lugar que no podemos ubicar, pero podemos recordar.

SAMUEL SARMIENTO

Artista venezolano que vive y trabaja en Aruba. Nacido en Maracaibo en 1987. Inició su carrera artística como pintor autodidacta. En 2009 participó en el Salón Jóvenes con FIA (Caracas) y en 2010 realizó estudios de Maestría en Producción Artística en la Universidad Politécnica de Valencia, España. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en Venezuela, Aruba, Holanda, España, Panamá y China. Formó parte de la sexta edición de Caribbean Linked (Aruba), así como de la Atlantic World Art Fair de la mano de Sour Grass Curatorial Agency (Barbados). En 2022 participó en las residencias The Bakehouse Art Complex (Miami, Estado Unidos) y Watershed Center for the Ceramic Arts (Maine, Estados Unidos), donde se concentra en las posibilidades narrativas de la cerámica contemporánea. Ese año también creó acuarelas de mediano formato en Yaddo Residency (Nueva York, Estados Unidos), programa de residencias y mecenazgo que cuenta entre sus participantes a referentes históricos como Clyfford Still, Truman Capote, Philip Guston y David Foster Wallace, entre otros.

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